TEMA 3


LA CULTURA I LA VIDA SOCIAL

Obrim un nou tema totalment relacionat amb l'anterior, però amb conceptes nous: la cultura i la vida social. En aquest tema parlarem de POSICIONS I STATUS (SEGONS CAPITALS), VIOLÈNCIA SIMBÒLICA, SIGNIFICAT I SIGNIFICANT I HEGEMONIA I HÀBITUS.

La enfermedad mental, un slogan para el control.


La enfermedad mental, un slogan para el control.
La teoría de la enfermedad mental es científicamente imprecisa y su estadio esta aún por definirse. La psiquiatría como institución represora es incompatible con los principios de una sociedad libre. Al negar la validez científica de la teoría de la enfermedad no se esta negando la realidad de las enfermedades neurológicas, la locura, el crimen, el consumo de drogas y los conflictos sociales.
El concepto de enfermedad mental tuvo su utilidad histórica pero es, en la actualidad, científica y médicamente anticuado, y moral y políticamente dañino por varias razones.

Thomas Szasz, médico psiquiatra, publicó en 1961 “El mito de la enfermedad mental”, que inició un debate mundial sobre los denominados trastornos mentales.
Las ideas de Szasz junto a las de otros psiquiatras, dieron lugar a la corriente que se ha llamado antipsiquiatría, la cual se define como “Movimiento crítico que cuestiona las prácticas tradicionales y la noción de enfermedad mental sobre la cual se apoya desde mediados del siglo XIX”. Defiende el origen fundamentalmente social de enfermedad mental y se apoya en los siguientes puntos:

. La psiquiatría tradicional ha sido la culpable, a través de su doctrina y de sus actuaciones prácticas, de la perpetuación de un estado de represión ante el paciente psíquico.
. Consecuentemente, hay un rechazo hacia toda la estructura que sustenta y se deriva de la psiquiatría tradicional: clasificaciones psiquiátricas, terapéuticas ortodoxas (biologistas, conductistas, psicoanalíticas), fenomenología clínica, hospitales psiquiátricos, etc...
. La solución se enfoca a través del compromiso y praxis política que corre en paralelo al desmantelamiento de la psiquiatría tradicional.

En “El mito de la enfermedad mental”, Sasz defiende que la mente no es un órgano anatómico como el intestino o los pulmones y que por ello no se puede hablar de enfermedad mental salvo en un sentido figurado. La etiqueta de “enfermo mental” y su particular diagnóstico se aplica a personas cuyo comportamiento molesta u ofende a la sociedad. Una vez clasificado el enfermo, ya puede ser hospitalizado o tratado; hospitalización o tratamiento siempre con el objetivo de “curar” al “enfermo”. Este se recupera una vez que su comportamiento vire en la dirección que marca la sociedad.
De esta forma, las intervenciones psiquiátricas tendrían que ser definidas por voluntarias e involuntarias. En las primeras, la persona interesada, ante la conciencia de su propia imposibilidad, busca la ayuda de un profesional. La persona decide y se beneficia de la intervención psiquiátrica. En el segundo tipo de intervención, la persona no decide, es la sociedad quien evalúa la situación e impone la intervención. El individuo no es beneficiario sino víctima, siendo la sociedad quien saca provecho. La psiquiatría involuntaria en incompatible con los principios de de una sociedad libre.
En otro de sus libros: “La fabricación de la locura: Estudio comparado de la Inquisición y el Movimiento de la Salud Mental”, Szasz defiende que ante el declive de la cosmovisión teológica y del poder del Estado Teocrático (unión Estado y Religión) y el advenimiento con los nuevos avances e ideologías de una cosmovisión científica y del poder del Estado Terapéutico (unión Estado y Ciencia), el mito del pecado fue sustituido por el mito de enfermedad mental, continuando así con la caza de brujas y sustituyendo a los herejes por enfermos mentales.